Wednesday, July 21, 2010

Diario danés: Takkkkkk!!!

  --> Hay muchas ‘ gracias’ protocolares que los daneses se cursan unos a otros debidamente. ‘Gracias por hoy’, cuando te despides de tus camaradas y te vas para tu casa. ‘Gracias por ahora’, cuando te has parado a saludar y te prestas a seguir tu camino. ‘Gracias por la última’, al reencontrarte con tus anfitriones de la noche antes. ‘Gracias por la comida’ -en vez de buen provecho- cuando recoges tus piernas, adormecidas, para alejarte de la mesa. Tras todo lo cual oirás:  ‘Gracias Tú mismo!’, que es la forma básica de decir ‘de nada’. A mí al final de un año en esta callecita y en este país no me quedan sino gratitudes irresumibles. Aquí nació mi hijo y aprendió a sonreir y a levantarse. Y mi hija aprendió a reconocer las plantas, a correr bici, a mecerse duro en los columpios. A fuerza de entrevistas conocí mejor a mi suegro, agitador incansable de mi curiosidad por este asombroso país y sus formas. Y vi a mi suegra curarse de algo muy fuerte y sobrevivir, nutriéndose de la cercanía de sus nietos.  Entendí mejor el mundo donde nació una hermosa niña que creció cuidando caballos, navegando y sembrando, y que me encontré ya grande en Nueva York, en un restaurant venezolano. Ha sido bueno ser una familia aquí, cerca de la tierra y de las estaciones, bajo un techo con aspecto de animal acurrucado, que nos cobijó con gracia y que intentamos habitar humildemente. Todo rodeados de gente buena y generosa que nos recibió siempre y bien. A todos los que nos han hecho esto posible (suegros, cuñados, maestras, parteras, caseros, vecinos, amigos): Tusind tak skal i have! Det var meget hyggeligt!   
Es triste irse… Pero también extraño mi propio hemisferio y lo que tengo allí.  Estoy feliz de tener varios sitios a dónde volver -también este- y feliz de tener con quién ir, con quién estar, a quién volver. Todas las gratitudes se mezclan. Ya de salida y buscando resumir, escojo un recuerdo: Empieza la primavera y mi hija justo acaba de aprender a correr su bici sin rueditas (‘Yo no me caigo porque yo tengo el ba-LAAAN-ce..!’). Ahora viene a pie conmigo a llevar la olla de la composta al fondo del patio. Va mirando para arriba. Está casi oscuro y pasamos por entre los siete pinos. Encima de los cuales se alza una luna limpia, cercana. Absorta y quizá flotando aún en la victoria de su nueva movilidad, Sissel sonríe y sin mirarme dice, ‘La luna va para donde NOSOTROS vamos’… ‘ Animismo piagetiano!,’ dice el psicólogo en mí, mi yo más técnico, arrastrado por el ímpetu clasificatorio ante la justeza de una confirmación empírica. ‘ Qué equivocación tan bella!’, dice otra parte de mí, esa con la que he querido escribir este diario, más dispuesta a celebrarlo casi todo y a optar por la armonía. Esa impresión primaria de sincronía y simultaneidad, ese convencimiento de que lo que continúo viendo, como la luna de mi niña, se mueve para acompañarme ‘a mí’, se parece mucho a la impresión que he tenido al compartir lo que escribo aquí y notar que alguien responde. Esta ventana desde la cual he creído estar con muchos y sentirme cerca, ha sido una pieza clave de mi viaje y me ha hecho más fácil tener ‘ el balance’ durante la travesía. A todos los que leyeron y/o respondieron durante este año, a todos los que han venido a donde nosotros vamos, GRACIAS por la sintonía y por la compañía! Que haya alegría en el viaje de cada cual. Y que no importa a dónde vaya cada uno podamos, si queremos, volver a acompañarnos.

Tuesday, July 20, 2010

Diario danés: Tívoli


Una de las atracciones principales de la ciudad de Copenhaguen lo es sin duda el muy antiguo y renombrado parque de diversiones de Tívoli. Recuerdo la impresión fuerte que tuve la primera vez que vine, una experiencia de intensidad espacial que da ganas de reir y de cubrirse. Todo lo que hay lo tienes muy cerca, las machinas giran con tamaños psicodélicos y lo sacuden todo con cierta brusquedad. Pero es una brusquedad antigua, enchapada con paneles de colores sobrios, o en todo caso colores decimonónicos. Algunos paneles tienen reflectores amplios en los cuales si buscas bien puedes verte. Cuando te encuentres, entre grandes y chicos en la multitud reflejada, quizás estés, como los demás, riéndote. Así he visto yo las cosas y las formas que he encontrado en este país durante este año, como máquinas un poco toscas, un poco deslumbrantes, pero al parecer muy seguras y confiables, abordadas por gente que al momento parece feliz y al lado de los cuales cabes.  Hay mucha gente no rubia en Tívoli. Algunos serán turistas pero muchos viven aquí. Todos comparten las máquinas y se portan bien. Yo miro estas máquinas firmes, usadas por gentes tan distintas, tan contentas, y me siento igual, feliz, ya no sólo de usarlas, sino de que usándolas, yo también haya querido portarme bien.

Monday, July 19, 2010

Diario danés: Retiro

El cementerio del centro de la municipalidad de Svendborg es muy antiguo y elegante. En las muy bien preservadas lápidas puedes leer los nombres de los que yacen y lo que hacían antes de yacer. Lars Nielsen – Panadero; Niels Larsen – Cervecero; Pernile Rasmussen – Costurera; Peter Prut – Leñador. Suspiro mirando los arrugados árboles y mientras subo los ojos por las profusas ramas me pregunto: habrá existido alguna vez un mundo donde cada cual haya sido realmente una sola cosa? No hay muertos recientes en este cementerio histórico, ni placas que consignen múltiples oficios. Tampoco al parecer hay muertos internacionales. Y sin embargo yo pienso en mí. Qué diría mi placa si me tocara yacer aquí? Me confundo, me pongo triste... Pero pronto me restablezco pensando en la adecuada vejez que me esperaría! El índice de longevidad danés realmente deja mucho que desear, pero en lo que te toca puedes hacer muchas cosas. Copenhaguen está cundida de viejos, que pululan por plazas, restaurantes y salas de concierto. Se les hace fácil la ciudad. Los planificadores los han tomado en cuenta. Acá en Tåsinge siempre veo la guagua que viene a buscar a los viejitos para llevarlos a su centro de actividades diurnas, y luego los regresa a sus hogares en las tardes ya entretenidos y bien alimentados. Otra guagüita le reparte comida a domicilio a los que por cualquier razón se quedan en sus casas. Cuando vas camino al puente puedes ver el complejo municipal de residencias para ancianos, donde los más avanzados extinguen serenamente el residuo de los impuestos que puntualmente pagaron toda su vida. Yo no sé nada.. llegué ahora mismo. Pero si subiera mucho la marea o el cielo realmente se atascara de cenizas, en fin si me tocara quedarme, cómo no sentir cierto alivio al imaginarme incluido en el prospecto benévolo de una vejez manejable, tenida en cuenta nacionalmente y hecha accesible a nivel local?

Wednesday, July 14, 2010

Diario danés: En el aire


Si los aviones vinieran con un paracaídas enorme que los sostuviera completos en el aire si fallara cualquier cosa yo estaría más a gusto con la idea de venirme a vivir a Dinamarca por más tiempo. Las aerolíneas escandinavas te tratan con notable dignidad, pero esas 8 horas en el aire cruzando el Atlántico y pensando que debajo de lo que pisas sólo hay pies y más pies de interminable distancia me atormentan. Ese es el problema para mí de venir de una isla y de que el agua ponga tanta resistencia, ese sentimiento de vulnerabilidad en el aire, de saber que a pesar de lo que digan los anuncios de la Gloria tus pies no están realmente en la tierra. Pero también me pasa cuando estoy en esta hamaca y escucho que alguien se acerca por mi espalda. Rápido busco el grounding y esos segundos en que estoy como hueveando sin que el pie toque el piso pueden ser traumáticos. Casi siempre es mi suegro, pero y si fuera el enemigo? Si el enemigo te coje meciéndote en una hamaca es como si estuvieran disparándole a tu avión desde la tierra, o como si alguien diera hachazos contra el árbol viejo en cuyas ramas estás. No que tener los pies sobre tierra ayudaría en ninguno de esos casos, pero quizás pisando lo mismo que mi verdugo yo sentiría que la eliminación es más estable y que así recibo mejor aquello que cierra para mí toda futura recepción. Entonces morirme en tierra pues que cará, pero ir dándome cuenta de mi muerte mientras voy bajando sin fin, eso sí que me inquieta. Por eso tengo ya planeado un protocolo por si alguna vez me encuentro en el aire, solo, y en tan indeseable situación: Ponerme del lado del planeta, captar los límites del mundo, pensar en los seres que más quiero, y luego entregarme a la materia ……………………

[..O cabría acaso la esperanza de un oportuno retroceso? ..algo como el subir hacia atrás de una hamaca cósmica, que devuelva hacia un arriba infinito las partículas ansiosas de mi haber sido? O esa misma hamaca subiendo del todo, como un paracaídas obsceno, del cual pendan para siempre las memorias, agradecidas, de lo que viví……….….]

Sunday, July 11, 2010

Diario danés: Banderas, fronteras..


Aparte de mi familia, mis amigos, la humanidad y el planeta, una de las cosas que más me importa en esta vida es mi país. Respecto de mi familia y mis amigos creo saber más o menos lo que me toca: mantener la conexión, atender, cuidar.  Respecto de la humanidad y el planeta supongo que se va haciendo más claro lo que habría que hacer -o al menos lo que no- si es que va a haber esperanzas de que esto pueda durar. Pero con Puerto Rico, ese dominio intermedio de mi querencia, qué hago? Cómo relacionarme con ese pequeño país en el que no vivo hace 10 años pero que no olvido nunca por más de dos minutos seguidos? No es sentimentalismo; el asunto me plantea muchos problemas prácticos y muchas dificultades de adaptación. Ya viendo avanzar los años y con pocos prospectos de retorno me pregunto, dónde sigo? Si es que voy a vivir algunos años más, dónde los pasaré? Desde dónde veré y viviré lo que verá y vivirá mi entrañable paísito en las próximas décadas? Se podrá realmente formar parte de un país aunque se viva en cualquiera? Miro este país donde vivo ahora en busca de respuestas. Qué sienten hacia él los que lo habitan? Me da pudor preguntarlo directamente así que se lo pregunto al paisaje. Donde no tardo en divisar hemorragias de banderas, todas rojas, todas cruzadas de blanco. ‘Fue la primera bandera de la historia!’ me dicen. Los daneses la usan casi tanto como los puertorriqueños. La guindan en las casas, en los bizcochos, en los autobuses, en los barcos. La ponen en los nacimientos, en los cumpleaños, en el árbol de navidad, en la pascua, en los días feriados.. Pero no la miran ni la hondean ni le cantan. Sólo la tienen ahí. Viniendo de un país donde la bandera es como el resumen de todos los orgullos y todas las terquedades hallo curioso este uso tan frecuente pero tan casual de la bandera, tan ajeno a las lágrimas, a las rabias, a los pechos henchidos, al chijí chijá. Hay un asta vacía frente a mi casa y me ha dado para imaginar un posible experimento. No pasa mucha gente por esta callecita angosta. Pero y si agarro esta bandera mía tamaño natural que me he traido y la dejo caer sobre mi espalda, y salgo corriendo en bicicleta y me paro en el medio de la plaza, coreando, gritando, a plena luz del día…qué pasaría? Qué sentirían ellos? Qué sentiría yo?  Quién sentiría más fuerte?  En qué acabaría la incursión?    ..O quizá guindarla de una de las vehementes patas de estos altísimos molinos que adornan los campos enormemente, que la sacuda con fuerzas rotundas y excéntricas, yo mirándola sopletear contra las duras turbulencias de estas limpias brisas, girando hasta el mareo, la propia bandera borracha, derramando sus colores y sus rayas a mansalva, procurándome también a mí una embriaguez abierta que riegue mis lealtades a los vientos generales de un planeta borracho de contactos y de amor…

Thursday, July 8, 2010

Diaro danés: Nuevo encuentro con la responsabilidad individual

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Mi doctora danesa me lo explica mientras me raja el cuero cabelludo para extraerme el quiste que cargo en la coronilla hace años: en asuntos de salud en Estados Unidos la responsabilidad recae en el sistema, mientras que en Dinamarca la responsabilidad recae en el individuo. Digo para mí: ‘Exacto!’. Y luego digo ‘Qué??’  Me asombro ante una explicación tan sucinta pero me percato de que es exactamente opuesta a lo que yo asocio con estos dos países. Asumo que EEUU es la epítome del individualismo y que en la socialdemocracia escandinava el sistema provee garantías y seguridades a sus ciudadanos ya por el simple hecho de pertenecer. Después de casi un año aquí lo voy entendiendo. Los costos que allá se van en remediar las malas prácticas de consumo y estilo de vida que el propio sistema promueve, acá son reducidos por el bicicleteo generalizado, por una alimentación menos procesada, por años de límites al bombardeo publicitario y por la expectativa de que la gente viva su vida con responsabilidad, evitándole al colectivo y a sí mismos costos y males acumulables y prevenibles.  Aquí lo que se espera de tí como individuo es mucho, pero tienes las condiciones y los recursos para cumplir y de forma (repito) bastante igualitaria. Pero la viabilidad de un modelo que pueda respaldarte de esta forma sólo se mantiene mientras haya un sentido compartido de que lo que haces está en gran medida bajo tu control y de que por lo que haces o no haces, tienes que estar listo para responder. Pienso en un pequeño país y me voy en un pequeño viaje: Cómo fomentar una cultura de responsabilidad individual que sin caer en el ‘blame the victim’ pueda hacerle frente a la indiferencia y cultivar una mayor conciencia sobre las consecuencias de nuestras acciones, grandes y pequeñas? Cómo promover un sentido colectivamente asumible de responsabilidad pública, de hallarnos cada uno bajo cierta obligación social de cumplir, y de ayudar a crear condiciones más honestas y más justas para todos? Hay que poder responder y no sólo con palabras. Vuelvo a pensar en el ‘individualismo’ danés y el ‘colectivismo’ americano y me doy cuenta de que sigo aquí en la oficina de la doctora, que me jamaquea la cabeza sin que yo sienta nada. Le agradezco sonriente el momento ilustrado. Ha dicho otras cosas después, pero no he podido oirla, me dejó pensando con lo primero. Ahora me pregunta algo que no entiendo, ‘Sorry..? Did I bring my what..? Mi propia bolsita para el quiste?’

Tuesday, July 6, 2010

Diario danés: Ambrosio

Es domingo y damos la vuelta larga por el bosque. Miramos y hablamos de los árboles. Robles y abedules espléndidos en sus hojas nuevas. Justo a la salida del bosque vemos el roble más gordo y arrugado del lugar, el árbol de Ambrosio, de 1750. Ambrosio era un poeta que se sentaba bajo este árbol a llorar y a complicarse. ‘Cuenta cuánto me tardo en darle la vuelta al árbol de Ambrooooosioo!’, le digo a mi hija, yéndome a rodear el tronco increíble. Me requedo cuando estoy detrás del árbol para divertirla. Ella no me ve, pero sí estos siete gatitos cabezones que se han fugado por debajo de la verja de la señora y que vienen corriendo hacia mí con determinación. Mi esposa se acerca a saludarlos. No yo, que soy alérgico y les tengo miedo. La siguen hacia la calle y ella los vuelve a llevar tras la verja de dos en dos, pero se salen. Unos vienen y otros van y se forma un pequeño descontrol que parece que no acabará nunca. Muy tenso y ya imaginando un leve picor en mis ojos empiezo a alejarme por la carretera, jalando el remolquecito donde está sentada Sissel. Ulla también avanza impulsando el coche rebotón donde duerme Linus. Al fin sale la gata, azorada, y colecta los gatitos, pero hay dos muy rápidos que todavía nos siguen. Pasan carros, veloces. 'Qué hacemos?', me pregunta Ulla. ‘No me quiero responsabilizar por nada’, digo yo sin detenerme, no mirando hacia atrás para no involucrarme. Dos kilómetros después nos resignamos a virar y volvemos a pasar por la casa de la señora para dejarle los gatos. Se había percatado de que faltaban pero no nos dio las gracias. No importa. Siento que me estoy riendo, que se me levantan los brazos y que el cuerpo no me pesa nada. Creo descubrir entera en un instante la razón de la persistencia de todas mis evitaciones: el alivio tan grande que siento, por dentro y a veces por fuera, cuando logro distanciarme de aquello que me amenaza es el mayor incentivo para evadirme de nuevo, una y otra vez por siempre, y hasta la eternidad. La palabra procastinación viene al caso. Pienso en… mi tesis, aunque lo evito. Darle la vuelta de una vez a este tronco gigante, o quedarme escondido para siempre tras de él. Llorando y complicándome. Como Ambrosio.  Pero y los gatos?

Sunday, July 4, 2010

Diario danés: ...Hhhap!

Aunque no me atrevería a llamarlos fríos los daneses son decididamente parcos en la expresión de sus emociones. Quizás el indicador más inequívoco de ese minimalismo expresivo de los daneses lo sea el uso de lo que yo llamaría la afirmación aspirada. La afirmación aspirada suena como un suspiro tajante, pero si miras justo en el momento cuando ocurre te percatas de que el aire viaja para adentro. Es un evento oral preciso y prácticamente inaudible más allá de una esfera de proximidad bastante circunscrita, como si por educación o por no invadirte el perímetro tus cercanos acompañantes, al coincidir con lo que has dicho, afirmaran para adentro en lugar de expulsar sobre ti el aliento pujante de un ‘YES’. Tú por tu parte lo tomas como una indicación de que acabas de hacer algo impropio, pero en realidad te indican que acabas de decir justo lo que se esperaba. Te incluyen un poco en su mesura articulatoria y te aprueban lo dicho. Quizás para animarte a decir un poco más. O acaso pidiendo a gritos, aspirados, que te calles?

Friday, July 2, 2010

Diario danés. Økologisk


Los daneses son locos con sus productos lácteos. Desde las más específicas leches y los más cremosos yogures, hasta las más variadas mantequillas y los más dudosos quesos. Minimaelk, letmaelk, skummetmaelk, kaernemelk, sodmaelk, tykmaelk… En el desayuno o el almuerzo, alguna te han de pedir, no importa dónde te sientes. Todos los lácteos son producidos en cooperativas muy antiguas y casi todos tienen el sellito rojo que indica que su producción fue certificablemente orgánica. Lo mismo pasa con buena parte de los vegetales, las frutas, los huevos, los granos, las carnes... Los puedes conseguir orgánicos incluso en los supermercados de baratilllo, los cuales por otro lado, si bien convenientes, no son muy bien vistos porque le hacen la competencia a los supermercados tradicionales, cooperativos, que quizás aún son la mayoría. Los precios orgánicos..? Digamos que fomentan la agricultura personal: Si siembras lo tuyo y sustituyes gastos, entonces tendrás para pagar por lo que no se da bien en tu huertillo. Sabiendo que viene del de otro cuyo negocio consiste justamente en sembrar jugando limpio, y siguiendo reglas que le convienen al ambiente. Y a ti.

Sunday, June 27, 2010

Diario danés: Janteloven (o lo que es igual)..

    -->Hace casi un año el reino de Dinamarca entró en una relación contractual conmigo por vía de mi persona contacto en la oficina municipal para nuevos residentes de la ciudad de Svendborg. Muy amablemente mi persona contacto me presentó un documento traducido impecablemente al español, que discutimos en detalle y que firmé gustoso, en el que yo me comprometía con Dinamarca a no tener más de una esposa, a no casarme con nadie cuyo abuelo fuera el mío, a tratar de aprender a hablar danés, y a cumplir con todas las leyes y buenas formas danesas, entre otras cosas. En intercambio me ofrecieron clases de danés, cobertura médica, y todas las protecciones y tranquilidades que gozan quienes me rodean. Otras reglas no estaban en el contrato pero se me han hecho más claras a medida que observo, pregunto, me equivoco. No se supone que te las eches ni que te creas mejor que los otros, ni que te rías de los demás o que cobres mucho más que ellos, ni que te pongas muy confrontativo, ni que insultes o levantes la voz, ni que rompas los protocolos por conveniencia tuya, ni que llegues tarde y dejes a los otros esperando.  Mucho de lo cual está extraoficialmente estipulado en un antiguo código de conducta conocido como las leyes de Jante, de corte severamente igualitario y anti-individualista, y que al parecer está hondamente inscrito en la mentalidad nacional. Ese igualitarismo rampante halla su expresión socioeconómica más clara en el rigor redistributivo de los impuestos. Dependiendo cuánto haces, el tesoro (municipal, estatal) retiene o recibe de ti entre el 50 y el 70 porciento de tu ingreso, que queda invertido en las cosas que los daneses usan y consumen colectivamente: hospitales, atención médica, educación, investigación, infraestructura, cuido de viejos y de niños, seguridad. Para aquellos que quieren ser más iguales aún están los ‘colectivos’: grupos en los que la gente opta por administrar colectivamente un alto porciento del ya reducido porciento que les toca tras los impuestos. Muchos colectivos también producen cosas, por ejemplo el colectivo de Samsø, que produce los ‘ asier’ que mi hija gusta de poner sobre el ‘ leverpostej’ que se lleva en su loncherita todos los días. En gran medida toda Dinamarca funciona como un enorme ‘colectivo’, con un pote bien grande a donde va lo que todos aportan para sufragar lo que consumen juntos y para costear los esfuerzos de Dinamarca por convertirse en un país siempre más eficaz que sí mismo e históricamente solidario con los demás. A ese pote yo no he echado nada. Pero mis suegros han estado echando toda la vida. Me lo cuentan todos los días, con reiterado orgullo. O será un mecanismo de presión igualitaria para indicarme que ya es tiempo que me ponga a trabajar?

Wednesday, June 23, 2010

Diario danés: Diseño, Copenhaguen

Por lo general me es bastante difícil encontrar una edificación que yo realmente pudiera tildar de fea. A todas las construcciones humanas las acepto y las recibo y les doy el chance de mi respeto, de las más humildes a las más suntuosas. Todas son en algún grado dignos receptáculos de eso que un filósofo aptamente llamó ‘la función de habitar’.  Es por esto que para mí, fácil entusiasta de las formas de la 'habitación', esta ciudad, a veces, es un poco demasiado. En Copenhaguen el buen diseño en la construcción es como un derecho ciudadano, o humano. Nadie puede venir a incomodar a tu sentido espacial o común con un diseño muy equivocado. Y no se trata de lindeza o de falsa elegancia, sino del efecto de conjunto y de la integración de lo nuevo con lo que ya hay, lo cual en una ciudad como esta significa de paso algo bastante bonito: el cobre azulado de los techos viejos, las tejas antiguas venerables, la variedad no infinita del color de los muros, la moderada y regulada altura europea de los edificios, el uso meditado de la madera y el vidrio junto a los bien preservados muros de ladrillo, la buena ventilación de las calles, la eficacia de los espacios públicos... El diseño tiene un rol prominente en la mentalidad y en las prácticas de este país, tanto entre las cosas públicas como en las cosas de la casa: diseño de muebles y de inmuebles, diseño de objetos de mesa, diseño de aspas y de válvulas ecoamigables, diseño de la gestión municipal eficiente... En esos días en que cándidamente añoro la dislocada espontaneidad caribeña este paraíso del acoplamiento puede ser, como digo, demasiado. Pero cuando es rush hour y veo a una tercera parte de la fuerza laboral regresando a su casa en bicicleta, ya  los carros turneándose en los innumerables redondeles y a las guaguas ecológicas llegando a tiempo sin ensuciar y las plantas de transformación de basura en energía y los omnipresentes receptáculos de reciclaje y los esbeltos molinos girando a las afueras sobre los valles y en el mar, entonces pienso para mí: una ciudad que se mueve de esta forma, en cualquier parte del planeta o de la historia, sería un privilegio de habitar. Cuánto de la gracia de esta forma sería imposible de exportar?

Tuesday, June 22, 2010

Diario danés: Koloniehave

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Sin caer en un determinismo geográfico atroz y de largo alcance, cabría modestamente imaginar que estos largos y despiadados inviernos quizás han provisto a los daneses del pasado con cierta motivación adicional para avanzar a organizarse ante la adversidad. Quizás también los han dotado de un sentido general de que las soluciones, para ser útiles y duraderas, hay que iniciarlas mientras se puede, y dedicarles tiempo y coordinarlas con los demás. No que estas cosas no se puedan aprender en países calientes. Además es claro que el frío no lleva por necesidad ni al colectivismo ni a la eficiencia, como demuestran fácilmente las disparidades y los desbarajustes de otros destinos fríos.  En cualquier caso, una de esas bien atemperadas soluciones danesas lo constituyen a todas luces los ‘ koloniehave’, o jardines comunales, los cuales ves con frecuencia cuando te hayas un poco por encima del nivel de la tierra por ejemplo en la autopista o en el tren. Cuando Copenhaguen se fue industrializando, al igual que en otras partes, buena parte del campesinado se mobilizó a las ciudades, aumentando fuertemente la concentración poblacional, a la vez que aumentaba el impacto de la producción industrial sobre el entorno y la vida de los trabajadores. Como forma de contrarrestar esos impactos surgieron por dondequiera las asociaciones de jardines comunales, basadas en la idea de que era cosa de justicia que las familias que vivían en las ciudades tuvieran acceso a un pequeño pedazo de tierra, donde ventilar mejor sus existencias y de paso sembrar algunas cosas, con una cabañita donde guarecerse y en la cual guardar lo que fuera que necesitaran. Así, de la necesidad de la gente de no estar oprimidos por su inmediatez ni sometidos a una densidad rampante surgieron los koloniehave. De los huertos que allí la gente mantenía se alimentó gran parte de la población en los tiempos más duros de los siglos 19 y 20. Todavía hoy son muy populares en este país, incluso si las ciudades son más salubres y más gente tiene casas de campo. Yacen en su mayoría en terrenos municipales. Una ley los rige y los protege, y garantiza títulos de propiedad a sus felices dueños, que respiran tranquilos, salvaguardados ellos y sus jardines de las fuerzas del mercado y la especulación.

Sunday, June 13, 2010

Diario danés: Velas, vientos, vueltas

Dinamarca no es un país rico en materias primas, ni lo fue. Pero es un país llano y con mucho viento.  Desde el aire se observa la ausencia sistemática de las montañas, además del uso abundante de las llanuras para propósitos agrícolas! Y los molinos. Otra cosa que se ve y que no les ha faltado son las costas. Con sobre 400 islas e islotes siempre hay donde desembarcar. Cuando mi esposa era chiquita un ferry la llevaba a la escuela por las mañanas y otro la cruzaba hasta la isla principal para visitar familiares en los fines de samana. Con tanto viento y tantas costas se entiende que los vikingos hayan sido diestros navegantes y que hayan extendido su dominio a los cuatro vientos alrededor del año mil. Algo de ese ímpetu navegante los ha sobrevivido, y en cualquier día con un clima mínimamente vivible se puede constatar la gran afición de sus descendientes por la navegación a velas. El placer de dejarse arrastrar diestramente por el viento, presenciando el comportamiento amplio y aún misterioso de las velas, tal vez bajo un sol tibio y requiriendo la cooperación efectiva e inteligente de varias manos amigas es algo relativamente fácil de comprender. Aquí es practicado por miles, y sin las exclusividades y atribuciones de clase que tiene en otras partes. Además, las connotaciones ecológicas de mover una embarcación sin necesidad de combustible y de abandonar temporeramente la tierra ahorrándole parcialmente los costos ambientales de tu estar, le añaden un aire de bajo impacto y de aportación social a tu aventura. Hoy por ejemplo, salgo con mis cuñados en dirección a Alemania, donde la cerveza es más barata, si compras muchas cajas. Pero cuando regresemos, ya de noche y exhaustos, con el motor prendido, zigzagueando borrachos e imprudentes, cuánto más no iremos a impactar?

Monday, June 7, 2010

Diario danés: Gerne (de buen grado)

Es chocante estar en un país donde la gente habla con tanta tranquilidad sobre todo lo que funciona. Una de las cosas que al parecer ha funcionado históricamente bastante bien es el gobierno. Una de las areas donde es palpable su buen funcionamiento es en el trato con los gobernados. La expresión ‘ de buen grado’ viene al caso. Al atenderte, los empleados de gobierno parecieran realmente recibirte como a un igual, como si fueras un compañero de trabajo que quizás no conocen mucho o que nunca han visto pero con el que por principio se llevan bien. Como si todos trabajaran en el mismo edificio, que es el país. Sonríen; y no como una cortesía ‘costumer service’ estipulada e hipócrita! Sonríen porque sí. Ese modo gerne, de buen grado, de atenderte, es quizás sólo una extensión del trato que la gente de este país se dan unos a otros en general. Cierto, si pones el 50 porciento de tu ingreso en impuestos para los gastos comunes es posible que te sientas más inclinado a solidarizarte con los demás que como tú también lo ponen. Pero a mis ojos ellos parecieran genuinamente convencidos de hallarse en una relación de reciprocidad y de mutua confianza. Reciprocidad y mutua confianza que incluso están dispuestos a extender a la relación con el ‘estado’. Ayuda el hecho de ser la nación menos corrupta del mundo. No que no haya trampa. Pero hay un nivel institucionalizado de transparencia, lo cual sin duda ayuda a la confianza. La transparencia hace ella misma buena parte de la supervisión! 

En años recientes, la crisis global y una reestructuración local mal llevada han creado nuevos problemas y hay menos dinero en las municipalidades, lo cual empieza a traducirse en recortes en servicios a la población. Nadie está contento.  Pero ahora la coalición roja propone una alternativa de buen grado: Seamos solidarios con nuestros niños y nuestros viejos, y adoptemos una medida compensatoria: trabajemos 12 minutos más al día (una hora más a la semana), para bregar bien, y para superar la crisis. Contexto: aquí los salarios son altos, hace años se logró la reducción de la semana laboral a 37 horas, y el nivel de desempleo es de los más bajos del mundo. Además, no serían horas donadas, te las pagarían. Pero según los proponentes el dinero que recaudaría el tesoro por los impuestos pagados por cada hora adicional trabajada generaría suficientes fondos para balancear las cuentas y enderezar las cosas. Los sindicatos indicaron que están abiertos a negociarlo. Se puede ver la propuesta en los cristales de las paradas de guagua por donde vivo. Está por verse en qué queda. Pero por el momento, al menos para mí, el asunto ilustra algo sobre lo que se hace imaginable y quizás viable cuando un estado todavía tiene legitimidad en un país, y cuando se puede aún asumir generalizadamente que el otro te atenderá de buena fe y de buen grado. En fin, los daneses no tienen la expresión ‘please’ pero tienen la expresión ‘ de buen grado’. Forma parte de casi todas las oraciones que ya distingo, las que piden, las que sugieren, las que ofrecen. No que no haya situaciones de mal grado, pero si pueden evitarlas, las evitan de buen grado.

Thursday, June 3, 2010

Diario danés: Pillo y policía

Aparte del bochornoso despliegue de cuando la fracasada cumbre climática en diciembre, en este año vivido en Dinamarca he visto menos policías que nunca en mi vida. Los policías daneses no viven en tu cara. Pasan semanas y no veo uno. Ni siquiera estoy seguro del color del uniforme. Claro, esto es el campo. Pero incluso en Copenhaguen no los ves mucho. Al menos si comparas con San Juan o Nueva York. País tranquilo y seguro, sin duda. Pero también lo explica cierta idiosincrasia colectiva de no supervisión y de tolerancia en el espacio público, cierto convencimiento de que el orden se mantiene colectivamente, y de que cada cual se encargará de su propio comportamiento, así como de poner en su sitio a los que puedan necesitarlo por medio de un sarcasmo o una mueca. Hay un sentido compartido de orden y de que no está cool aprovecharse de la falta de supervisión para violentar las reglas. Y hay menos reglas! Puedes beber en las calles, broncearte topless en los parques.. En cuanto a los pillos daneses, no es que no existan, pero la gente no organiza tanto su vida con arreglo a ellos y a sus posibles intenciones. Un renglón ha causado más alarma en años recientes: rivalidades asociadas al narcotráfico han elevado en algo los crímenes violentos y han llevado a la escandalosa cifra de 50 homicidios al año (población, 5.5 millones). Algunos acusan y otros minimizan. Unos se ponen más excluyentes y otros más inclusivos. Unos piden mayores restricciones y mayores penas a una sociedad con una tradición poco punitiva. Otros, mayores recursos para centros de apoyo y más seguimiento en la socialización. Yo por mi parte nunca me he sentido tan seguro en mi vida. Ni pillos ni policías me vigilan al pasar.

Monday, May 31, 2010

Diario danés: Genbrugstation

En la planta de reuso y reciclaje de Svendborg los carros no paran de entrar con sus remolques repletos de muebles, de tubos, de ramas, de gomas, de televisores, de radios viejos, de neveras, de colchones, de jarrones rotos, de herramientas mohosas, de latas de pintura, de puertas, de baterías, de almohadas y de alfombras. Paras tu remolque cerca del cubujón número 3 o del número 11, según el contenido de tu despojo. Los empleados separan y clasifican diligentemente lo reusable. Al otro lado de la calle notas sin esfuerzo la imponente planta de transformación de basura en energía, que genera el calor del que dependen los residentes de este municipio, y el cual disfrutan en sus casas y oficinas mientras sobreviven eco-amigablemente sus casi constantes inviernos. El hecho de que los ciudadanos participen con seriedad del esfuerzo reciclista, dividiendo los desperdicios en sus casas y depositando botellas, periódicos y latas en los receptáculos vecinales regularmente y sin necesidad de llegar hasta aquí, crea a veces la penosa situación de una súbita escasez de la basura. En cuyo caso el alcalde de Svendborg tiene que comprársela al de Faaborg, con tal de que su insaciable planta no tenga que dejar de operar. Si el de Faaborg se queda sin basura se la compra al próximo, y el próximo igual, hasta quedar unidos todos en el proyecto permanente del pleno empleo -no tóxico- de la basura nacional.

Tuesday, May 11, 2010

Diario danés: Educación superior

En Dinamarca las universidades son públicas y son gratis. No sólo no pagas matrícula, el ministerio de educación te asigna un estipendio por estudiar. El estipendio es más alto si eres madre soltera y más bajo si vives con tus papás. Pero debe darte para vivir. Te dura los años que debe tomar tu carrera. Para ser aceptado en un programa universitario tienes que cumplir con el índice académico requerido por ese programa y tienes que competir por un número probablemente limitado de puestos. Las universidades son sólidamente financiadas por el estado, principalmente por vía de los ministerios de educación y de investigación, Son muchas, grandes y atienden a muchos estudiantes. No siempre todos los programas fueron gratis pero lo son desde mediados de los 60’s, fruto de la expansión del estado de bienestar de esos años, y sostenido en parte con los altos impuestos típicos del modelo socioeconómico escandinavo. La eliminación de costos de matrícula era vista como una forma de atraer y cualificar a la población para que supiera hacer lo que el país necesitaba para funcionar y crecer. Incluso en el contexto más ‘neoliberal’ de años recientes, el sólido apoyo a la educación pública y a la investigación se sigue viendo como una inversión directa en el futuro del país y como pago por lo que los universitarios hacen en el presente. Los países nórdicos tienen un acuerdo de libre acceso entre sus universidades así que muchos suecos y noruegos vienen a estudiar a Dinamarca, si bien no muchos daneses se van a estudiar a Noruega o a Finlandia. Pero sí van a otras partes. Mi esposa por ejemplo se fue a Nueva York a hacer su doctorado, y el estado danés se lo pagó como si lo hiciera en Dinamarca. ‘Se lo pagó’ significa que le dieron 4 años adicionales de ‘salario’, como en los países donde entienden que si estás estudiando, ESE es tu trabajo. Ser universitario en un país que valora, compensa y apuesta a sus universidades y a sus universitarios. Imagínate..

Wednesday, April 28, 2010

Diario danés: La universidad a distancia

El pasado fin de semana estuve en Berlín, participando en un taller sobre espacio público y mobilidad en la Universidad de Humboldt. El taller estuvo muy, muy bien. Pero moverse por el espacio público de una ciudad tan cargada de sentido estuvo todavía mejor. El muro que famosamente la dividía se desgranó el mismo semestre en que yo entré a la iupi. La profesora de CISO, que en septiembre del 89 nos había dado a leer ‘El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre’, en octubre nos repetía atónita que estábamos viviendo un momento muy grande, muy importante. No muy fiel repetidor de las canciones de Silvio y de Roy Brown, y heredero del independentismo pepiniano de mis abuelos yo había esperado el momento de entrar a la iupi para llenar de contenidos el esbozo de mis inclinaciones. Pero no tenía idea. El primer año traté de ser lo más normal posible. Pero cuando estaba en segundo año la amenaza de un alza en las matrículas galvanizó una gran mobilización estudiantil, de una escala no vista desde la huelga del ’81. No queriendo estar solamente en contra del alza y con miras a un vínculo más duradero con la lucha estudiantil me metí a una organización. Recuerdo mucho esos años. Vivíamos en la universidad, estudiábamos, trabajábamos, debatíamos hasta el cansancio, y la pasábamos bien. Pero las preguntas que nos tocaban eran enormes: Qué podía significar estar en una organización universitaria de izquierda en tiempos del entonces proclamado ‘nuevo orden mundial’? No había sido el fracaso del Este y la caída del muro ya señal suficiente de que todo proyecto de mayor ‘racionalidad’ llevaba inevitablemente al totalitarismo? En cualquier caso, cómo hablar de mundos mejores desde la geografía discursiva altamente lateralizada de cuando el muro? Pero las preguntas más inmediatas y urgentes eran las que tenían que ver directamente con el sentido y la misión de la universidad: Cómo defender el acceso a la universidad de los sectores más desventajados del país? Cómo motivar a otros a involucrarse en el diálogo sobre la misión y los problemas de la universidad y a valorar y defender su autogobierno? Cómo proteger a la universidad de esa amenaza a la autonomía que representaba el fantasma de la privatización?

Aparte de estudiar una carrera o de conocer a mucha gente, lo que la universidad te ofrece si eres estudiante es la oportunidad de detenerte a explorar y a cuestionar. Si sigues explorando un poco no tardas mucho en darte cuenta de que tus exploraciones se benefician del hecho de que exista un ‘sitio’ que se llama la universidad, donde puedes ser universitario en conjunto con otros que también lo son. Si les das tiempo, las búsquedas tuyas se cruzan con las de otros y con las de la universidad misma. Quizás también te percatas de que incluso con toda su firmeza histórica la existencia de la universidad no está garantizada por el hecho de que un sitio llamado universidad exista, y que hay circunstancias que la ponen en riesgo. Por ejemplo esta larga coyuntura en que la autonomía de la universidad necesita ser defendida a la vez contra la privatización y contra sus propias deficiencias engendradas. Hoy con una crisis de años acumulada encima es necesario que la universidad pueda literalmente dar cátedra de eficiencia, no hay duda. Pero tal eficiencia tiene que ser una eficiencia universitaria, mejor que la que se impone en otros circuitos decapitando, como en el caso del gran modelo de eficiencia implantado por el actual gobierno de PR con los despidos de empleados públicos el año pasado.

En fin, estos son otros tiempos y otros retos, pero en parte son los mismos. Cómo ajustar las cuentas y a la vez mantener a la universidad operando dentro del marco más ‘universitario’ posible? Cómo ir haciendo un país que tenga una universidad que lo nutra y lo mejore? Otros tiempos y otros retos o los mismos. Pero cuando imagino desde esta distancia a esos estudiantes de ahora en ese país que es mi país ahora, y escucho su afán de jugar el juego de la inclusividad y la transparencia, la esperanza que siento es grande. Tan grande como la vergüenza ajena que siento al ver y leer las mismas cosas que se dicen siempre sobre la iupi y sobre sus estudiantes no importa lo que hagan. Estos de ahora hacen muchas cosas. La decisión de parar parece un componente más de un activismo más amplio, que incluye una conciencia del impacto de sus hábitos y de sus interacciones con el ambiente, con la información, con el poder, con el espacio, y con el tiempo. Sobre todo con el presente que vive el país. Y además insisten en hablar de la crisis como siendo también SU problema! Por todo eso esta ocupación temporera se hace más difícil de descartar. Y eso es bueno.

Flotando hacia el norte en este ferry danés sobre el que va el bus que me devuelve al campo en el que vivo, de regreso de mi breve inmiscuimiento entre las elucubraciones vastas de europeos profundos sobre la naturaleza del espacio público y la mobilidad en una universidad alemana, pienso en esas fotos que ví anoche de toda esa gente reunida en la Ponce de León, y me acuerdo de las veces que estuve parado ahí y lo vivo que me sentía. Por eso tal vez llega tanta gente por allí, a re-energizarse con lo que a los estudiantes al parecer les sobra: el entusiasmo, la buena fe, el sentido de que defendiendo a la universidad también defienden al país. A mí la universidad y el movimiento estudiantil me permitieron explorar un sentido de la solidaridad, del deber y del gozo, que no había conocido antes, a la vez más general y más intenso. Claro que cuando digo universidad digo la iupi, esa universidad específica, pero digo también la universidad en general, la universidad de todos nosotros, los que creemos que es mejor saber que no saber. Esa es la universidad a distancia, la universidad que no se agota en la inmediatez y se prepara siempre para correr a fondo, para correr la distancia, buscando las formas más dignas de durar. La lucha de los estudiantes también debe ser una lucha a la distancia, de una perspectiva y una persistencia que se desplieguen tanto en los días de excepción como en los días ‘normales’, y a la medida de un país también proyectado a la distancia, y no esclavizado por las necesidades inmediatas y la gratificación instantánea. Está claro que no a todo el mundo le gustan los paros. Quizás haya que ir puliendo otras formas de presionar y de impactar la opinión pública. Pero por el momento, al menos en lo que veo desde acá, esto es un paro motivado por una voluntad de transparencia, de sensatez y de ‘no bullshit’. Y eso me gusta.



Sunday, April 18, 2010

Diario danés: El peo de Islandia

Mi suegro no puede regresar de Escocia. El vecino de mi suegra se fue a darle pon hasta Estocolmo a sus amigos finlandeses. Mi cuñada no puede regresar a Francia tras sus vacaciones. Mi cuñado no se puede ir de vacaciones a ninguna parte. Hasta el cumpleaños de la reina estuvo escaso de huéspedes de renombre.

Pero si te quedas aquí abajo, lejos de los 10 kilometros de altura donde las cenizas están, no se nota nada. La primavera sigue brillante, el sol insistente, los pájaros revueltos, las florecillas saliendo por ráfagas, los capullos de los árboles a punto de estallar, todo iluminado, todo en pleno lucimiento.. 

En los periódicos, humildad. Una especie de peo planetario impone su escala, y enfrenta a nuestra especie (al menos a los euro-peos) con lo alterable de nuestros mundos y lo inalterable de nuestra pequeñez. Al menos este peo no le ha causado la muerte directa a nadie. Malo cuando los megapeos sean directamente causados por nosotros, y nos infligan a nosotros (y a todo lo demás) no sólo la humildad, sino una muerte humanamente procurada.

 

Friday, April 16, 2010

Diario danés: Hablamo’ejpañol

Mi hija habla un danés de primera, me dicen. Es un danés refinado y citadino que ya comenzaba a florecer desde antes de venirnos a vivir a Dinamarca, gracias a la militancia lingüística de su mamá y a la gracia de los libros que ella le lee en las noches desde que Sissel tenía apenas unos meses. Ese danés sofisticado que mi hija habla se haya ahora bajo el influjo de una versión regional y más bien rural del danés que llaman Fynsk, típica de la gente que vive en estos sures isleños donde nos hallamos. Claro que yo no noto el presunto deterioro de su refinamiento fónico. A mí todo lo que ella dice en ese idoma aún remoto y obtuso me parece de una dicción impecable y me llena de un ignorante orgullo. Pero cuando de su boquita ágil, tan llena de fonemas rugosos e interjecciones desniveladas sale un hilillo de palabras en español, y en la forma de ella resacarlas contra mí creo distinguir el tumbaíto de mi tierra, el pequeño escalofrío patriótico que por un momento me sacude no hay teoría postnacional ni sentido crítico que me lo empañe. Si logro sumar esa parte de lo que sale de su boca a la reiteración vehemente de lo que sale de la mía, su hermano bebé, contradiciendo el fatalismo de todos los estudios sobre segundos hijos criados por padres inmigrantes en condiciones de bilingüismo, no tendrá escapatoria, y acabará entonando este mismo cantío fluctuante que hace a las amiguitas de Sissel retorcerse de la risa, cuando por las tardes, irrumpo en la escuelita y me apresuro a rescatarla, requiriéndole, tras horas de inmersión en el mejunje de ellas, que me responda sin pestañear en el mejunje mío.

Sunday, April 11, 2010

Diario danés: Oculto

Algo que me ha dejado este duro invierno en el campo es una nueva relación con la oscuridad.  Los días se siguen haciendo más largos, y ya no tengo que ponerme farolitos en los brazos cuando regreso en bici de mis clases de danés. Pero al pasar por los tramos más oscuros y desolados de mi regreso, ahora menos desolados y oscuros, no estoy más tranquilo, sino igual.  Cuando los días eran cortos y yo andaba largos tramos a merced de cualquiera, no se me ocurría que estuviera en peligro o que me fueran a atacar. Ha sido fácil acostumbrarme a la idea de que vivo en un país seguro, incluso a oscuras. Otra cosa ha sido acostumbrarme a estar completamente visible y expuesto, sentado bajo una bombilla en medio de un bosque apagado. Las casas en esta zona no tienen cortinas en las ventanas. (Por supuesto que tampoco tienen rejas). Lo cual te pone a merced de las miradas de cualquiera que se acerque, con cualquier propósito. En un sentido estricto, es como estar en cualquier parte en cualquier momento. Pero se siente más.  Recuerdo que a veces en mis noches caribeñas de boy escout yo me iba sólo y sin linterna, a caminar y a temblar por los trillos erráticos del bosque para enfrentarme con mi miedo y con todos los cuentos que oía sobre cabras satánicas y seres deformes del monte. Pero si tú también estás dentro de la oscuridad entonces tú también puedes usarla, esconderte. En cambio aquí, las luces prendidas de la casa sólo acentúan la oscuridad de afuera y la vulnerabilidad intensa del que está adentro, sentado y expuesto, esperando reconocer en cualquier instante tras los cristales una silueta o unos ojos asomándose desde la negrura insondable. En las noches, al captar la intransigencia de toda esta oscuridad que casi me rodea corroboro que mi ansiedad no ha desaparecido. Una cosa lo ha hecho todo más fácil. Tarde en las noches o temprano en las madrugadas, me tranquiliza ver a mi vecino, viejo, solo, sereno, visible él también allá bajo su propia lámpara, sin cortinas y sin rejas, despierto a esta hora, escribiendo, leyendo, bebiendo, no sé, pero en todo caso no temblando ni mirando asustado por la ventana, existiendo tranquilo, haciéndome compañía desde allí, mi congénere, cuidándome con sólo estar despierto y cerca, a la distancia fácil de un grito temeroso. Esta temporada en este campo oculto no habría sido lo mismo sin él. 

Tuesday, April 6, 2010

Diario danés: Deshielo


NO extrañaré el invierno. Han pasado cosas duras. Pero también han pasado cosas increíbles y bellas. Regresando ahora de nuestra primera vueltita propiamente primaveral por el bosque, despojado ya de las nieves que lo cubrieron intacto por casi tres meses, escojo un recuerdo. Es diciembre y ha caído apenas la primera nevada, la más fuerte en años. Dos de mis amigos más atrevidos han venido a visitarme desde Puerto Rico. Siento un poco de vergüenza por toda la nieve con que este tosco país ha empañado su recibimiento justo la noche antes de su llegada. Pero han venido bien abrigados. Salimos a dar un paseo por el bosque con mi hija, que los adora. El cielo está completamente azul y el bosque completamente blanco. Mi amiga habla conmigo mientras resbala en el hielo. Mi amigo va jalando a Sissel por todo el camino con un trineo antiguo. Ella no para de reírse y de estar contenta. Pero por estar tanto tiempo sentada, y aún con su abrigo más hermético, se le acalambran las manos y empieza llorar. Yo, acordándome de lo que leí en algún manual de primeros auxilios, entro en un pánico primitivo, y para salvarla de lo que imagino puede ser una hipotermia resuelvo hacerla caminar, hasta que sude. Le pido a mi amiga que la aguante por un brazo mientras yo la llevo por el otro. Sissel llora y trastabilla, con los brazos abiertos estirados. Vamos con prisa, cruzando gran parte del bosque, hasta que es obvio que mi niña se ha calentado y que sobrevivirá. Todos nos relajamos y volvemos a admirar lo azul del cielo y lo blanco de la tierra, lo rotundo del silencio, lo impávido de los cisnes paseándose en el agua.  El resto de la estadía fluyó bien. Preparamos galletitas de jenjibre, subimos a observatorios medievales. Pero la noche antes de irse, en un incidente incomparablemente menos abrupto que el del bosque, la cámara de mis amigos se perdió sobre la nieve, con toda las evidencias de su visita. Apareció al otro día por la mañana, intacta y operante. Pero incluso si no hubiese aparecido, en mi recuerdo quedará por siempre la plenitud que sentí esos días en que mis dos queridos amigos, acaso cumpliendo una misión de la amistad, vinieron a impregnar esta esquina del mundo con toda la calidez y vitalidad con que hemos vivido siempre nuestros encuentros, como si para rescatarme de mí mismo, me jalaran duramente por los brazos, forzándome a caminar a toda prisa por un bosque helado. Para que no me congelara.      

Saturday, April 3, 2010

Diario danés: Påske

En Dinamarca, después de las cervezas de navidad, las cervezas de Pascua son las mejores. En algunas de las islas la gente las pisa con huevos duros, cocidos en agua de playa que hacen hervir en calderos paganos que cogen candela a la orilla del mar, mientras ellos miran el sol romper el cielo mítico del glorioso domingo, celebrando el cierre del invierno, el retorno de la fertilidad de todo, la primavera, la pascua.      Los demás celebramos normal, almorzando alrededor de la mesa, pisando las cervezas con aguardiente o ron vikingo. Luego salir a caminar por la aldea. Hartos, borrachos,  resurgiendo.

Tuesday, March 2, 2010

Diario danés: Los trabajadores manuales de Dinamarca

Llegan puntuales a las 7, en sus vanes compactas, llenas de herramientas apropiadas y bien organizadas. Trabajan con suma eficiencia, como atestiguan todos sus clientes, satisfechos. Y cobran, sin piedad ni compasión.  Dinamarca es el país con mayor equidad salarial del mundo. Que los trabajadores manuales cobren como abogados o como arquitectos es un asunto de igualdad. Y va cónsono con la aspiración progresista a la superación de la distinción entre el trabajo manual y el trabajo intelectual. Manuales e intelectuales viven unos al lado de los otros y se van haciendo progresivamente indistinguibles. Profesores jubilados y directivos bancarios se convierten en carpinteros y plomeros impecables con tal de no enfrentar las severas facturas de los trabajadores manuales por sus reparaciones domésticas. Lo cual les deja a estos a su vez más tiempo libre para trascender la inmediatez de su trabajo y dedicarse mejor a pensar y a progresar.    O al menos para conseguirse un guisito fuera de los libros (pintando, cerruchando, empañetando, en la casa de su amigo) en lo que aquí, tal vez con ironía llaman el mercado negro, el cual, junto al eficiente sistema tributario danés, los va volviendo a todos más iguales cada vez.

Friday, February 26, 2010

Diario danés: Hyggeligt

La mayoría de las lámparas guindan de los techos, pero sólo alumbran la mitad de abajo de las salas. Para que te sientes. En las mesas de comedor uno de los lados en lugar de sillas tiene una banquetita con cojines. No para que te acuestes, pero al menos para que te acomodes y te tomes tu tiempo. Y mejor que lo hagas, porque vas a estar sentado ahí por varias horas antes de que tu anfitrion/a termine su postre indicando que puedes pararte. La palabra‘ hyggeligt’ [pron. Jiúguelit], que ellos traducen inconformemente como ‘ cozy’ o como ‘ nice’, describe al parecer lo que los daneses sienten cuando se percatan de un detalle, situación o ambiente meticulosamente danés. Por las sonrisas que ponen cuando la dicen (sanas, espléndidas) pareciera que esconde algo más. No ha sido fácil seguirle la pista al sentido del ‘ hygge’, pero como la escucho tanto ya he acumulado algunos puntos de referencia. Por ejemplo: estas pantuflas coquetonas tipo botines de duende que mi esposa insiste en que yo me ponga cuando viene visita: hyggeligt! Unas velitas largas de película de época prendidas en las ventanas o en la mesa de la cocina durante todo el día: hyggeligt! Dos personas leyendo el periódico entero sin interrumpirse debajo de una lámpara cabezona: hyggeligt! Tú sentado en el sofá con un té y una mantita por encima pero con el televisor apagado: hyggeligt! Todo al parecer es parte de una minuciosa cultura de adaptación al frío y a la oscuridad, todas estas pequeñas cosas que los daneses hacen para rodearse mejor de sí mismos y conformarse mejor a los largos encierros que la naturaleza les impone, y que por otro lado interrumpen constantemente, acaso justamente para cultivar la añoranza del ‘ hygge’. En fin, el hygge de los daneses es como la ‘saudade’ de los brasileños, que si no eres de allí se espera que no comprendas. Para mí, aterrado como estoy cada vez que escucho de cerca el silbido del frío insinuándose por las rendijas de estas viejas ventanas, las pequeñas variaciones que ellos hayan tan significativas me procuran todas estrictamente el mismo nivel de satisfacción. Y es que en estas circunstancias comerte un bizcochito típico recién horneado o tirarte un peo bajo un colchón se convierten estrictamente en lo mismo: experiencias exclusivamente termales, cuyo valor se resume en el instante de calor que te procuran. Lo pienso; lo descubro; lo comprendo; lo compruebo: ..ahh.. hyggeligt!

Monday, February 22, 2010

Diario danés: Barnevogn (Niños fuera!)


Por las mañanas, luego de las debidas despedidas yo me quedo con Linus y lo preparo para su primera siesta del día. Le pongo un pañal nuevo, le cierro los botones de abajo, le pongo una camisita y un pantalón. Luego le cierro el set enterizo, le pongo unas medias de lana extras, un sweater grueso y un gorro. Luego lo meto en el abrigo y le cierro todos los zipers. Lo emborujo en una piel de oveja y lo pongo en la camita cargable. Lo cubro bien con su colcha y lo fijo todo con el covertor. El ya no trata de disuadirme con risitas y miraditas. Ahora llora con toda la cara, pero los ojos se le caen de sueño. Me abrigo y salgo con mi paquete de 4 meses y muchas libras a buscar el coche en la casita del patio, cuidando de no resbalar en el hielo. Cuando pongo el paquete en el coche ya no hay llanto y casi lo escucho roncar. Empujo el coche hasta el escalón de la puerta de la cocina, lo estaciono. Entro, me quito el abrigo y las botas altas, echo par de leños en la fogata y me siento a trabajar.  Despertará en dos horas. En Dinamarca los bebés duermen al aire libre, todo el año, en coches de bebé enormes, que parecen de antes pero se fabrican ahora. La idea no sería tan atractiva en otros lugares, pero en este país con tan baja criminalidad y tan poca paranoia y con aires tan estrictamente protegidos de emisiones y de insultos químicos no hay por qué hacer que los bebés respiren el mismo aire que los adultos adentro de la casa una y otra vez. Afuera los niños duermen mucho mejor y consolidan el sueño más rápido.  Pero el tamaño mismo de los coches ya dice mucho sobre este lugar. Los ‘barnevogn’ son grandes como cunas pero con ruedas de bicicleta, con tremendos resortes que amortiguan la tosquedad del camino y le dan al carruaje un movimiento como de vehículo lunar. La sociedad entera le abre espacio a los barnevogn. En las guaguas públicas tienen su propia area protegida, grande. En las ciudades cunden, estacionados en las aceras, frente restaurantes y cafés donde padres y madres tranquilos degustan sandwiches caros. Tan arraigada está la práctica entre los daneses y tan común les parece, que a una turista danesa que dejó su coche frente al restaurante donde almorzaba en Nueva York la arrestaron por abandono. En fin, con los barnevogn, como con las bicicletas, este país se excede en su nivel de sensatez. En un despliegue de buena planificación y de diseño sensible, una sociedad se acopla a las dimensiones del sueño, ajustadándose así a las necesidades de la gente, ya no sólo de la gente de ahora, sino de la gente del porvenir.   La parte del porvenir que duerme afuera de mi casa ya despierta. Ahora a sacarlo de ahí..

Thursday, February 18, 2010

Diario danés: Ø

El patio ha estado completamente sepultado en nieve por los pasados dos meses. No menos de 10 pulgadas en ningún punto y en ningún momento. Sobre la blancura rotunda puedo ver las huellas delatoras que en el verano, por ejemplo, no quedan. Es como una película o una sinfonía: Faisanes y faisanas se cortejan entre los arbustos secos. Una liebre cruza desde el patio de un vecino al otro. Un cervatillo o un perro se asoma y orina y se da la vuelta. Alguien con botas viejas pisotea una y otra vez sus propios pasos tambaleantes, haciendo un círculo furioso y espantado. 

Friday, February 12, 2010

Diario danés: ABD


La maestra nos dijo ayer que la semana 8 no habrá clases de danés. La semana 8. Mi cuñado vikingo trabaja duro todo el año, conciente de que en la semana 25 sus vacaciones comenzarán. La semana 25.  Si yo hubiera dividido mis años así, al menos durante los últimos 20 años, tal vez no estaría ahora en el semestre 37 de mi preparación universitaria. 

Wednesday, February 10, 2010

Diario Danés: Regreso a la escuela

Primera clase de danés en dos meses.  Filipinos, rumanos y polacos al parecer se alegran de verme. Yo a ellos sin duda. Hemos aprendido mucho juntos. Y más hoy.  Dinamarca:: Población: 5.5 millones. Geografía: 443 islas y una península. Montaña más alta: Himmelbjerget, 147 metros. Peor invierno en 20 años: ESTE! 

Tuesday, February 9, 2010

Diario danés: Retorno roto

Si en medio de consecutivas nevadas, esquivadas por tí en la tibieza antillana, el calentador obsoleto del cual toda tu casa danesa depende se detiene, es posible que el agua de los tubos se congele, haciendo que los tubos se rompan, de forma que, superado el punto de congelación, la dejen salir. Si la temperatura ronda en lo de arriba del cero es posible que en poco tiempo la casa se te llene de agua y los pisos y muebles de madera se ahueven y se inflen y se salgan de lugar. Justo entonces entrarás y verás el agua chorreando por lo mongo del techo. Llegarán diligentes compañías y arrancarán pared tras pared para encontrar los rotos en los tubos. Sacarán bolsa tras bolsa del guano aislante que antes detenía el frío tras los paneles para que tu pudieras andar en camiseta por tu propio cuarto. Pasarán los días y las noches, y afuera habrá nieve fresca siempre, y adentro las labores seguirán. Pero no las tuyas.  Abrirás un sanjón en la nieve para donde se busca la leña, y otro para que el cartero llegue a la ranura, y otro para que los plomeros y carpinteros no resbalen cuando vengan con sus respectivas herramientas. Luego entrarás y tropezarás con todo y te volverás a ir, siempre abrigado, a ver el cielo empelotarse de nuevo, mientras millares de faisanes y de changos nórdicos machacan contra la nieve las manzanas podridas que por la tarde les das.

Tuesday, January 12, 2010

Intermedio

1/4
Si en una noche temprana de enero te vas y te sientas en la plaza de recreo de San Sebastián, y mientras aplastas en el vasito tu mantecado de maíz y contemplas a las familias celebrando el año nuevo, (y ves a los más jóvenes aprovechando el wifi gratis, y disfrutas la buena atmósfera de las luces navideñas, y admiras lo exitoso de la restauración de la plaza, y supervisas relajadamente a tu hija correteando por toda ella con sus primos francovikingos-), si en una noche así se te acerca un pepiniano de tu edad y de tu aspecto, quizá más musculoso y con aliento más fuerte a ginebra, pero como tú apesadumbrado y cargado de preguntas, que tras hablarte un poco y contarte que se crió en Jersey se para derecho y te pide que lo mires y pregunta: ‘Por lo que tú ves, me estoy perdiendo algo?’ qué contestas, conmovido como estás ahora ante tanta armonía?

1/3
Como es enero en esta playa y esto es el noroeste de la isla las olas no dejan de tronar contra los pies de la terraza, y las hamacas se suben y parecen brasieres llenos. Los cangrejos, cautelosos, se agarran de sus boquetes. Y la orilla esta cubierta de troncos y de cocos viejos y de bambúas que el mar rechazó. La pesadez del salitre lo adoba todo y a tí. No importa. Te das un baño y te sientas al frente. Mirando al campo. Fresco.

1/2
En el Pitusa de Aguada hay chinas del Perú y pescados de la China. Cuando sales al parking ves el mar, y espachurras las chinas –locales- con las ruedas del carrito.

12/31
Abuelo, con oxígeno. 88. Abuela, emborujá en una frisa. 85. Terraza abierta. Los dos sentados. A la orilla del revolú. Pendientes.

12/30
Oler, sufrir, todo el café derramado sobre la estufa coja. Ver a un amigo enfogonao por primera vez en 17 años. Ser puesto al día por el pana que se especializa en hablarte sobre lo que sí funciona. Coger y dar pon muchas veces durante el mismo mediodía. Volver a mover todos los motetes, húmedos, entre el estruendo de la ola y el seto donde los chamacos mean. Añadir, cancelar, posponer, a medida que el prójimo se va mostrando..

12/28
Empujar a pisotones los abrigos hasta el fondo del clóset. Ver entre las cejas de mi hijo su primera gota gorda. Escuchar a mi hija chancleteando contra el piso duro. Temprano. Víctimas felices del calor y del jetlág.