Tuesday, July 20, 2010

Diario danés: Tívoli


Una de las atracciones principales de la ciudad de Copenhaguen lo es sin duda el muy antiguo y renombrado parque de diversiones de Tívoli. Recuerdo la impresión fuerte que tuve la primera vez que vine, una experiencia de intensidad espacial que da ganas de reir y de cubrirse. Todo lo que hay lo tienes muy cerca, las machinas giran con tamaños psicodélicos y lo sacuden todo con cierta brusquedad. Pero es una brusquedad antigua, enchapada con paneles de colores sobrios, o en todo caso colores decimonónicos. Algunos paneles tienen reflectores amplios en los cuales si buscas bien puedes verte. Cuando te encuentres, entre grandes y chicos en la multitud reflejada, quizás estés, como los demás, riéndote. Así he visto yo las cosas y las formas que he encontrado en este país durante este año, como máquinas un poco toscas, un poco deslumbrantes, pero al parecer muy seguras y confiables, abordadas por gente que al momento parece feliz y al lado de los cuales cabes.  Hay mucha gente no rubia en Tívoli. Algunos serán turistas pero muchos viven aquí. Todos comparten las máquinas y se portan bien. Yo miro estas máquinas firmes, usadas por gentes tan distintas, tan contentas, y me siento igual, feliz, ya no sólo de usarlas, sino de que usándolas, yo también haya querido portarme bien.

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