Monday, July 19, 2010

Diario danés: Retiro

El cementerio del centro de la municipalidad de Svendborg es muy antiguo y elegante. En las muy bien preservadas lápidas puedes leer los nombres de los que yacen y lo que hacían antes de yacer. Lars Nielsen – Panadero; Niels Larsen – Cervecero; Pernile Rasmussen – Costurera; Peter Prut – Leñador. Suspiro mirando los arrugados árboles y mientras subo los ojos por las profusas ramas me pregunto: habrá existido alguna vez un mundo donde cada cual haya sido realmente una sola cosa? No hay muertos recientes en este cementerio histórico, ni placas que consignen múltiples oficios. Tampoco al parecer hay muertos internacionales. Y sin embargo yo pienso en mí. Qué diría mi placa si me tocara yacer aquí? Me confundo, me pongo triste... Pero pronto me restablezco pensando en la adecuada vejez que me esperaría! El índice de longevidad danés realmente deja mucho que desear, pero en lo que te toca puedes hacer muchas cosas. Copenhaguen está cundida de viejos, que pululan por plazas, restaurantes y salas de concierto. Se les hace fácil la ciudad. Los planificadores los han tomado en cuenta. Acá en Tåsinge siempre veo la guagua que viene a buscar a los viejitos para llevarlos a su centro de actividades diurnas, y luego los regresa a sus hogares en las tardes ya entretenidos y bien alimentados. Otra guagüita le reparte comida a domicilio a los que por cualquier razón se quedan en sus casas. Cuando vas camino al puente puedes ver el complejo municipal de residencias para ancianos, donde los más avanzados extinguen serenamente el residuo de los impuestos que puntualmente pagaron toda su vida. Yo no sé nada.. llegué ahora mismo. Pero si subiera mucho la marea o el cielo realmente se atascara de cenizas, en fin si me tocara quedarme, cómo no sentir cierto alivio al imaginarme incluido en el prospecto benévolo de una vejez manejable, tenida en cuenta nacionalmente y hecha accesible a nivel local?

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