Monday, May 31, 2010

Diario danés: Genbrugstation

En la planta de reuso y reciclaje de Svendborg los carros no paran de entrar con sus remolques repletos de muebles, de tubos, de ramas, de gomas, de televisores, de radios viejos, de neveras, de colchones, de jarrones rotos, de herramientas mohosas, de latas de pintura, de puertas, de baterías, de almohadas y de alfombras. Paras tu remolque cerca del cubujón número 3 o del número 11, según el contenido de tu despojo. Los empleados separan y clasifican diligentemente lo reusable. Al otro lado de la calle notas sin esfuerzo la imponente planta de transformación de basura en energía, que genera el calor del que dependen los residentes de este municipio, y el cual disfrutan en sus casas y oficinas mientras sobreviven eco-amigablemente sus casi constantes inviernos. El hecho de que los ciudadanos participen con seriedad del esfuerzo reciclista, dividiendo los desperdicios en sus casas y depositando botellas, periódicos y latas en los receptáculos vecinales regularmente y sin necesidad de llegar hasta aquí, crea a veces la penosa situación de una súbita escasez de la basura. En cuyo caso el alcalde de Svendborg tiene que comprársela al de Faaborg, con tal de que su insaciable planta no tenga que dejar de operar. Si el de Faaborg se queda sin basura se la compra al próximo, y el próximo igual, hasta quedar unidos todos en el proyecto permanente del pleno empleo -no tóxico- de la basura nacional.

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