Sunday, April 11, 2010

Diario danés: Oculto

Algo que me ha dejado este duro invierno en el campo es una nueva relación con la oscuridad.  Los días se siguen haciendo más largos, y ya no tengo que ponerme farolitos en los brazos cuando regreso en bici de mis clases de danés. Pero al pasar por los tramos más oscuros y desolados de mi regreso, ahora menos desolados y oscuros, no estoy más tranquilo, sino igual.  Cuando los días eran cortos y yo andaba largos tramos a merced de cualquiera, no se me ocurría que estuviera en peligro o que me fueran a atacar. Ha sido fácil acostumbrarme a la idea de que vivo en un país seguro, incluso a oscuras. Otra cosa ha sido acostumbrarme a estar completamente visible y expuesto, sentado bajo una bombilla en medio de un bosque apagado. Las casas en esta zona no tienen cortinas en las ventanas. (Por supuesto que tampoco tienen rejas). Lo cual te pone a merced de las miradas de cualquiera que se acerque, con cualquier propósito. En un sentido estricto, es como estar en cualquier parte en cualquier momento. Pero se siente más.  Recuerdo que a veces en mis noches caribeñas de boy escout yo me iba sólo y sin linterna, a caminar y a temblar por los trillos erráticos del bosque para enfrentarme con mi miedo y con todos los cuentos que oía sobre cabras satánicas y seres deformes del monte. Pero si tú también estás dentro de la oscuridad entonces tú también puedes usarla, esconderte. En cambio aquí, las luces prendidas de la casa sólo acentúan la oscuridad de afuera y la vulnerabilidad intensa del que está adentro, sentado y expuesto, esperando reconocer en cualquier instante tras los cristales una silueta o unos ojos asomándose desde la negrura insondable. En las noches, al captar la intransigencia de toda esta oscuridad que casi me rodea corroboro que mi ansiedad no ha desaparecido. Una cosa lo ha hecho todo más fácil. Tarde en las noches o temprano en las madrugadas, me tranquiliza ver a mi vecino, viejo, solo, sereno, visible él también allá bajo su propia lámpara, sin cortinas y sin rejas, despierto a esta hora, escribiendo, leyendo, bebiendo, no sé, pero en todo caso no temblando ni mirando asustado por la ventana, existiendo tranquilo, haciéndome compañía desde allí, mi congénere, cuidándome con sólo estar despierto y cerca, a la distancia fácil de un grito temeroso. Esta temporada en este campo oculto no habría sido lo mismo sin él. 

2 comments:

  1. Yo no sé qué decir, excepto que esto es de lo mejor que he leído en mucho tiempo. Cada vez que Bea me deja saber que has "posteado" algo nuevo, ando corriendo para acá. (Todavía no sé cómo hacer el "link" ése para que me notifique en mi cuenta. (Es lo de ser medio tecno-retrógrada)

    ReplyDelete
  2. muchas gracias vanessa! me alegra que te gusten los posts. a mi me encanta hacerlos. yo tampoco sé como funciona lo del 'linkeo'. cuando me entere te aviso, ok? abrazos

    ReplyDelete