Monday, November 30, 2009
Diario danés: Dios, Dinamarca y yo
Sunday, November 29, 2009
Carnadas alternativas pospavo
Friday, November 27, 2009
Diario danés: Las palabras, las cosas
Tuesday, November 24, 2009
Diario danés: Grasa
Sunday, November 22, 2009
Diario danés: Syringa
Friday, November 20, 2009
Diario danés: Personnummer
Wednesday, November 18, 2009
Diario danés: Elecciones
Sunday, November 15, 2009
Diario danés: En tinieblas
Thursday, November 12, 2009
Diario danés: Cumpleaños feliz
Tuesday, November 10, 2009
Diario danés: Left-Right-Left-Right…Left?
Sunday, November 8, 2009
Diario danés: (No) jodiendo el parto (PARTE II)
Thursday, November 5, 2009
Diario danés: (No) jodiendo el parto
El hospital de Svendborg es un hospital normal, y en tanto hospital normal tiene una sala de partos normal donde la gran mayoría de los partos son partos normales, o sea partos naturales atendidos por parteras. ‘If everything is normal we want to keep it normal’, nos dice una de las midwives en una de las últimas citas, resumiendo la actitud acá. Pero cuando ella dice ‘normal’ lo que tiene en la cabeza incluye mucho más de lo que incluye la normalidad enjuta e inalcanzable de otros lugares. Muchas más cosas de las que pasan en los partos, aquí son consideradas parte de un cuadro normal, lo cual quiere decir que no requieren de una intervención. Lo cual corta de entrada todas las intervenciones ‘preventivas’ típicas en los partos médicos, como ponerte un suero sin que estés enferma, o ponerte un cateter en la espalda ‘por si acaso’ pides la epidural, o inducirte el parto 'por si acaso’ se estanca, o traerte la fórmula ‘por si acaso’ el bebé no come en las primeras horas, y demás enjocicamientos providenciales típicos del modelo médico tradicional. Nuestra hija Sissel también nació con partera, en Nueva York. Y no tenemos queja del cuidado que nos dieron ni del parto, que fue hermoso. Las parteras de Nueva York son las mejores! Pero parir con parteras allá es algo alternativo, que tienes que salir a buscar, mientras que aquí las parteras SON el establishment. En Svendborg hay como 30, que corren con el cuidado prenatal y los partos de la zona. Todas las que conocimos durante estos meses de citas y seguimiento tienen el mismo aire abarcador de tranquilidad y de confianza, todas te hablan y te escuchan desde un convencimiento de que el cuerpo de la mujer sabe lo que va a hacer y que en la gran mayoría de los casos lo que le toca hacer a quienes asisten el parto es: apoyar, saber qué esperar, estar pendiente de todo, y salirse del medio dejando que el cuerpo realice su labor milagrosa y común. Si todas las vidas comenzaran así tal vez también seguirían mejor.
Claro que todo esto lo digo yo que no tengo la opción de un parto natural o uno médico. Con la boca es un mamey y lo demás es lo demás. Pero en esto sigo ciegamente los pasos de mi compa, que no ha comido cuento en lo que tiene que ver con acompañar sus dos barrigas con conciencia, con información, y con una determinación a rajatabla de que ninguna ideología médica le iba a arrebatar la experiencia de parir como ella quería parir: normal..
Tuesday, November 3, 2009
Diario danés: Siesta otoñal, ventosa
Las ventanas están cerradas pero adentro las cortinas parecen banderas a tó fuete. Me asomo al patio y veo una alfombra de manzanas gordas, algunas todavía ligadas a la ramita. Miro estos pinos lanosos abultados y aguerridos y me acuerdo cómo quedó el de casa cuando Hugo. Pero no veo antenas ni planchas de zinc volando. Menos mal. Cuando me cojo la siesta en el sofá cúbico de la sala, a lo sumo duermo 15 minutos. Pero cuando me la cojo frente a este ventanal de vidrio chueco en el cuarto de arriba me voy lejos, y al ir despertando no sé ni quien soy ni pa donde voy. Aunque sí de dónde vengo. Por un momento se me borran los años que llevo dando tumbos y durmiendo poco por la vida y no me acuerdo del tiempo que llevo fuera de PR, o incluso el que llevo fuera de la escuela. Si sigo durmiendo acá arriba por las tardes quizás nunca voy a acabar mi tesis. Pero entonces, cómo justifico estas dos décadas tan mal dormidas?