Tuesday, November 3, 2009

Diario danés: Siesta otoñal, ventosa

 Las ventanas están cerradas pero adentro las cortinas parecen banderas a tó fuete. Me asomo al patio y veo una alfombra de manzanas gordas, algunas todavía ligadas a la ramita. Miro estos pinos lanosos abultados y aguerridos y me acuerdo cómo quedó el de casa cuando Hugo. Pero no veo antenas ni planchas de zinc volando. Menos mal. Cuando me cojo la siesta en el sofá cúbico de la sala, a lo sumo duermo 15 minutos. Pero cuando me la cojo frente a este ventanal de vidrio chueco en el cuarto de arriba me voy lejos, y al ir despertando no sé ni quien soy ni pa donde voy. Aunque sí de dónde vengo. Por un momento se me borran los años que llevo dando tumbos y durmiendo poco por la vida y no me acuerdo del tiempo que llevo fuera de PR, o incluso el que llevo fuera de la escuela. Si sigo durmiendo acá arriba por las tardes quizás nunca voy a acabar mi tesis. Pero entonces,  cómo justifico estas dos décadas tan mal dormidas?

 

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