Sunday, November 15, 2009

Diario danés: En tinieblas

Todo va cambiando en estos vertiginosos campos y no me da tiempo de describirlo. Quisiera contar con detalles la llegada del monstruo glacial que avanza hacia nosotros para apabullarnos, y la elegancia con que el resto de lo que hay le ha ido haciendo espacio. Luego de meses casi tibios de cielos azules estrictos llegaron semanas enteras de lluvias y brumas herméticas. Las tierras se han llenado de cuervos, que escarban desesperados no hallando que hacer con el hambre. En las hojas de los árboles se vieron todos los colores, luego de lo cual los vientos y las lluvias indetenibles las fueron derrotando. A las alfombras de frutas las siguieron estas alfombras amarillas que desarmarán los gusanos o los rastrillos ergonómicos. Pero lo que define el tono general dentro del cual todo lo demás ocurre es esta oscuridad rampante, y esta niebla pegajosa que se ha estacionado entre todo tan intransigentemente. El día se ha encogido 9 horas en los pasados 3 meses. Los postes, bajitos, que durante el verano parecían bastoncitos coquetos, parecen ahora vigilantes apocados, desfalleciendo de tanto esmerarse por hacer traspasar siquiera un poco de luz por la masa peluda de las tinieblas. Me habían advertido mucho sobre el impacto de la oscuridad y la bruma en tu estado de ánimo si no estás acostumbrado. Pero pensé que tras años de apartamentos oscuros en NY estaría a salvo. Aún así, aumentan los días en que presiento que todo este mundo cuyas virtudes tan dócilmente  canté, ingratamente se ha tornado contra mí, y retribuye mi amor con este espectáculo de dureza. Como a las 3, cuando empieza a oscurecer, empaño las ventanas con el calor de mis suspiros, e irrumpo en unos quejidos altísimos que no puedo controlar, mientras las cacerolitas que adornan el borde de las ventanas, se van llenando de lágrimas y de mocos, en los que se refleja la rojez borrosa de estos ojos, dentro de los cuales se van apagando, como fundillitos de cucubanos viejos, el recuerdo de un mundo más tibio, y los días felices de mi fascinación..

1 comment:

  1. Me deprimían mucho los inviernos de Michigan, la falta de sol. Esa fue una de las razones para volver. Acá me deprimen otras cosas.

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