Tuesday, September 22, 2009

Diario danés: Noche en Cristiania

Marta es peruana, pero hizo un documental sobre los usos de la hoja de coca en Bolivia. Lucía es chilena pero brega con turismo ecológico y autogestionario en Ecuador. Ulla, Sissel y yo somos de Puerto Rico y de Nueva York, todo lo cual convierte este bbq encendido con lupa en el primer pari latino al que voy desde que comenzó mi vida vikinga. Latino, si bien no Latino-only. Thomas es alemán pero lleva en Cristiania desde que ayudó a fundarla hace 36 años, y trabaja con teenagers que pasan por momentos difíciles. Niels es danés pero por años estuvo documentando los estragos que las petroleras americanas y europeas causan en America Latina. Sissel se mece un rato en la hamaca y luego se duerme sobre unas pieles de oveja al lado de la fogata. Ulla chismea con sus viejas compinches. Mientras entre fuetazos de aguardiente Thomas me cuenta la siguiente historia. En Tåsinge (la isla donde yo vivo) hay un árbol viejo y gigantezco ante el cual todos los niños daneses que tienen dificultades dejando el bobo son llevados por sus padres, quienes luego de sacarles por última vez el bobo de la boca para amarrarlo a una de las pocas ramas altas disponibles, invitan al niño a despedirse del objeto, aclarándoles que el mismo seguirá guindando ahí, listo para cuando el niño lo vuelva a solicitar. Y yo pienso para mi: tanta solidaridad, tanta sofisticación, tan elevado nivel cívico, para acabar en un acto de tanta crueldad contra un árbol?

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