Thursday, October 22, 2009

Diario danés: Educación sentimental, tensa..

Le estoy leyendo el último librito de la noche a mi hija, ya envuelta en su colcha de pluma de ganso y su payama de lana. Ella sigue la historia porque le gusta; yo sigo la historia por asegurarme de que su español no se pierda en la oscuridad del invierno. Absorto entonando lo que dice el libro, sólo escucho el segundo “papá”, de tan bajito. Miro y veo los ojos de Sissel  que suben lentos hacia ese híbrido de pared y techo que se inclina sobre su cabecera. De donde guinda una arañota boba gigantezca de las que abundan acá. Me sube el pulso al comprender su proximidad y su tamaño. Me acuerdo de las cucarachas voladoras de mi tierra, que si bien inexistentes aquí son mi único punto de comparación. Pero Sissel no me lo ha avisado por miedo, sino como una cuestión de orden, quizá un poco incómoda con la falta de concordancia entre cosa y lugar: ‘Eso no puelle estal ahí’, me dice con llaneza descriptiva. Como yo soy el papá se espera que haga algo, y sin darle mente, macheteo con el dedo el hilo del que pende la araña. La oimos restrallarse contra el piso de madera, detrás de la cama. Ahora tendrá que volver a empezar. En lo que vuelve yo le terminaré el libro a Sissel y me iré. Mañana cuando todos se vayan y esté sola la casa, le caeré a escobazos a todas las paredes, cubierto en mi capa de lluvia enteriza. Dentro de la cual continuaré. Por lo menos hasta que me acabe este ‘Manual Nórdico para el Manejo de las Impresiones’ , que encontré en el fondo del baúl polvoriento por donde viene trepando de nuevo la araña.

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